Las escuelas son un patrimonio valioso pues son fundamentales para el crecimiento y la educación de los niños. Pero hoy nos preguntamos: ¿pueden también convertirse en centrales eléctricas de una ciudad? Después de haber visitado Upsala, en Suecia y de haber conocido Rasiglia, en Italia, en nuestro viaje a través de “Las historias más bellas y exitosas de electrificación”, llegamos hasta Suiza, precisamente a la localidad Port, ubicada en el Cantón de Berna en el distrito de Biel. Allí se encuentra una escuela que aúna funcionalidad, belleza y sostenibilidad cumpliendo un papel energético relevante para el territorio. En esta tercera etapa, nos acompañará Martin Zimmerli, Silvia Weibel Hendriksen y Basil Spiess del estudio de arquitectura Skop, parte del equipo de arquitectos que creó y realizó esta obra increíble.
La escuela: autonomía energética y materiales sostenibles
Desde 2017, la escuela de Port recibe bajo su mismo techo a niñas y niños que asisten a la escuela infantil y primaria. “El mayor reto fue pensar en cómo reducir el impacto ecológico de un edificio tan grande”, dice Basil Spiess. ¿Cómo se puede construir un edificio tan amplio, donde concurren cientos de niños, en un contexto residencial rodeado únicamente por viviendas familiares? ¿Cómo lograr que sea compatible con la arquitectura y la urbanística del barrio? Estas son las preguntas que se hizo el equipo de Skop en 2013 cuando presentó el proyecto con el que ganó la licitación abierta para la construcción de la escuela. “Para mejorar la integración del edificio con el entorno, decidimos subdividir la fachada en diferentes unidades “ficticias” para una mayor conexión entre el edificio y el medioambiente, para que pareciera más pequeño”, explica Basil Spiess.
Pero la escuela no fue diseñada solamente para que tuviera un impacto visual menor. De hecho, la singularidad de la estructura está estrechamente relacionada con su impacto energético. Sobre el techo se instalaron más de 1 100 paneles solares que generan energía eléctrica con una potencia pico instantánea de 300 kWp. Por eso, la escuela cumple la función de “estación” energética, porque la electricidad que produce no solo cubre sus propias necesidades, sino también la de 50 casas vecinas.
Además, el estudio Skop ha cuidado todos los detalles en la búsqueda de los materiales para la construcción, utilizando solo materiales ecológicos, de bajo impacto ambiental. La madera, utilizada tanto en la fachada como en el interior, proviene de bosques sostenibles suizos y de países limítrofes.
Además, durante la fase de diseño se han tenido en cuenta diferentes factores relacionados con la salud como la luz natural, la acústica, la insonorización de rumores externos e incluso el clima interno, para que la estructura sea ecológica y adecuada para su función que es recibir diariamente a todas las personas que deben estudiar, jugar y trabajar en un ambiente salubre y acogedor.
Repensar la arquitectura en clave sostenible
En la escuela de Port se ve representada la filosofía del estudio Skop y de sus arquitectos y urbanistas. “Para nuestra generación de arquitectos, integrar las soluciones sostenibles en los proyectos no puede ser una opción, sino que es nuestra responsabilidad difundir la idea de que cada edificio tiene que ser, por lo menos, cero emisiones netas, sin contribuir a la emisión de gases de efecto invernadero en el medioambiente”.
Según Martin Zimmerli, especialmente si se trata de grandes edificios, la clave es partir desde una base de política de cero emisiones para encontrar ideas inteligentes que se puedan convertir en nuevas soluciones sostenibles para la arquitectura y para la producción de energía eléctrica.
“Nuestra visión es la de una arquitectura que contribuya a mitigar el cambio climático. Esto también podría significar una reflexión sobre el lenguaje de la arquitectura con una visión menos dogmática y más social, asumiendo una función central en el camino de la sostenibilidad. No pensamos que el resultado de este cambio signifique tener que renunciar a algo, sino que, al contrario, debería ofrecer mayores beneficios y bienestar para todos”, dice Zimmerli.
El futuro de la energía entre arquitectura y ciudades inteligentes
Considerando la situación actual cuando hablamos de energía es normal pensar en el futuro y en la necesidad de un cambio inmediato para nuestro planeta. Silvia Weibel Hendriksen resume: “La arquitectura y la urbanística tienen el poder de resolver parte de las contradicciones y de los desafíos culturales relacionados con la protección del medioambiente. Junto con las instituciones y los habitantes del lugar, como es el caso de Port, es posible pensar soluciones que unan el futuro sostenible, la tecnología y la arquitectura. Un camino conjunto donde en la toma de decisiones participen incluso urbanistas y arquitectos con sus habilidades y profesionalidades. Esto es lo que se necesita para tratar de resolver la crisis climática en las ciudades a largo plazo”.
El pensamiento de Skop, que compartimos profundamente, forma parte además de la misión de Enel X, catalizador de transformaciones hacia un mundo más sostenible donde la industria, el trabajo, la arquitectura y cada uno de los aspectos de la vida representan un punto de partida para emprender un camino de reflexión de soluciones sostenibles, con un menor impacto en la vida de todas las personas y en el medioambiente en el que vivimos.
Soluciones y tecnologías inteligentes para la electrificación sostenible pueden ser un medio para mejorar la actividad humana y la conexión entre las personas, brindando un aporte importante para un futuro mejor”, concluye Spiess. “Las soluciones de Enel X para las ciudades, como también el trabajo que realizamos en la escuela de Port, demuestran que la tecnología es una parte importante de los grandes proyectos en clave sostenible y que los mismos se enriquecen con su presencia.
arquitectos asociados del estudio de arquitectura Skop
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