Si bien las ciudades ocupan solo el 3% de la superficie de la Tierra, generan más del 70% de todas las emisiones de CO2 —principalmente edificios, energía y transporte— mientras consumen el 78% de la energía primaria del mundo. Para mantener el aumento de la temperatura global en 1,5°C o menos, las ciudades tienen que alcanzar emisiones netas cero para mediados de siglo.
La clave para conseguir ciudades con neto nulo de CO2 es la infraestructura urbana inteligente, capaz de localizar y comunicar información crucial —como los niveles de consumo energético— en tiempo real. Se trata de un paso fundamental para pasar de los combustibles fósiles a las energías renovables a la escala necesaria para combatir el cambio climático.