En un mundo que depende cada vez más de los flujos de datos para su funcionamiento, el almacenamiento de energía y su liberación controlada son tecnologías clave que, a través de teléfonos inteligentes y ordenadores portátiles, sustentan gran parte de la vida diaria en el trabajo y en el hogar.
Las tecnologías de baterías que alimentan los superordenadores que llevamos en nuestros bolsillos, cuando se amplían y unen para formar sistemas de almacenamiento de energía de baterías, también ayudan a cambiar la forma de la industria energética. Los beneficios del sistema de almacenamiento incluyen liberar la producción de energía renovable de las inclemencias del clima al permitir que se acumule energía cuando el clima sea favorable –cuando el sol está alto o el viento sopla– para utilizar cuando sea necesario.
Las baterías también se pueden recargar desde la red cuando la demanda es baja y la electricidad es barata, como por ejemplo durante las noches. Todo esto amplía la capacidad de las energías renovables de insertarse mejor, en beneficio de todos: en los hogares, las ciudades y las empresas.