El flujo de datos de la red también ayuda a que la
utility restaure el suministro más rápido después de un apagón. La interrupción de las
fuentes de alimentación, potencialmente a gran escala, puede tener cada vez más importancia a medida que el cambio climático nos expone a
condiciones meteorológicas más extremas de forma más frecuente. Por poner algunos ejemplos: en 2016 una violenta tormenta, documentada como la más fuerte de los últimos 50 años, azotó Australia del Sur. derribó postes y dañó los interconectores que controlan la corriente de energía entre redes, dejando a la mayor parte del estado y la capital, Adelaide, sin electricidad. En octubre de 2018, la
utility californiana Pacific Gas & Electric tuvo que
cortar el suministro a 60.000 consumidores para reducir el riesgo de originar incendios forestales porque la fuerza de los vientos de la tormenta hizo que los cables se tocaran y
saltaran chispas. Los
incendios forestales que devastaron partes de Australia a finales de 2019 en medio de temperaturas extremas y vientos fuertes son otro ejemplo.