La cogeneración es un sistema que produce simultáneamente calor y electricidad en una sola planta, alimentada por una única fuente de energía principal, lo que garantiza un mejor rendimiento energético que el que se obtendría con dos fuentes de producción separadas. De este modo, casi toda la energía térmica producida por los procesos de combustión no se disipa en el medioambiente, como ocurre con las plantas tradicionales, sino que se recupera y reutiliza. Las tecnologías de cogeneración más utilizadas implican la combustión de combustibles como el gas natural, el GLP, el gasóleo, el biogás, el biometano, el aceite vegetal o la biomasa.
¿Cuáles son las ventajas de la cogeneración?
Un sistema de cogeneración (también llamado sistema combinado de calor y electricidad, o CHP), puede aportar importantes beneficios a los clientes comerciales e industriales (C&I), porque produce calor y electricidad al mismo tiempo. Por tanto, utilizar el mismo combustible para generar tanto calor como electricidad mejora la eficiencia energética, aporta beneficios medioambientales y garantiza el ahorro. Las centrales de cogeneración suelen funcionar con una eficiencia entre el 50 y el 70 % superior a la de las centrales tradicionales. La Unión Europea ha incorporado la cogeneración a su política energética con el objetivo de reducir los gases de efecto invernadero y conseguir la neutralidad de carbono en 2050.

La cogeneración representó el 12 % de la producción de electricidad en Europa y el 14 % de su calor en 2019, según los cálculos de Eurostat, y COGEN Europe estima que esa cifra podría aumentar hasta el 20 % de la electricidad y el 25 % del calor en 2030. Los sistemas de cogeneración pueden:
- Mejorar la eficiencia global del uso de la energía combinando la producción de calor y energía eléctrica en un único generador
- Reducir los costes energéticos
- Disminuir las emisiones
- Reducir los riesgos de cortes de electricidad por problemas en la red
- Permitir optar a incentivos económicos relacionados con proyectos de eficiencia energética
- Utilizar fuentes de energía renovables como la biomasa
- Adaptarse a las necesidades de todo tipo de usuarios, incluidos los residenciales
- Reducir la dependencia de la red energética, ya que la cogeneración suele ubicarse in situ o en las inmediaciones
- Promover la autosuficiencia energética y reducir las importaciones de energía

¿Cómo funcionan los sistemas de cogeneración?

Las centrales eléctricas convencionales generan electricidad calentando el agua hasta el punto de ebullición, produciendo así vapor para mover una turbina que crea la energía cinética necesaria para producir electricidad. El agua se suele calentar utilizando un combustible fósil como el carbón, el petróleo o el gas natural. La energía se desperdicia en cada paso de este proceso, sobre todo porque el calor generado para crear vapor simplemente se libera a la atmósfera. Un 60 % de la energía puede desperdiciarse durante la generación tradicional de electricidad, lo que significa que la eficiencia energética se sitúa en torno al 30 %, ya que parte de la energía se disipa durante la transmisión. En cambio, una planta de cogeneración capta y utiliza este calor, por ejemplo, canalizando el agua caliente y suministrándola a un consumidor (ya sea una fábrica o un grupo de edificios).
Por tanto, las ventajas de la cogeneración hacen que solo se desperdicie entre el 10 % y el 30 % de la energía, lo que significa que la eficiencia energética mejora hasta un 70 %-90 %.