Se suele decir que no hay mal que por bien no venga. Si aplicamos este dicho a la pandemia de Covid-19, lo positivo sería el recorte récord en un 43% de los subsidios destinados al consumo de combustibles fósiles, el nivel más bajo desde 2007, año en que la Agencia Internacional de la Energía empezó a recopilar los datos.
Este año el descenso de los subsidios, cifrado en 180.000 millones de dólares, brinda una “oportunidad histórica” para ir eliminando los subsidios al consumo de combustibles fósiles, según la AIE. Los períodos en que los combustibles fósiles tienen precios bajos son una ocasión para imponer una corrección de los precios; algo muy necesario para lograr una reducción duradera de los subsidios, ya que el coste menor suaviza el impacto sobre los precios y la inflación.