Si flexibilidad es el lema del nuevo mundo de las fuentes de energía renovables y la descarbonización de la economía global, la Respuesta a la Demanda es entonces un elemento clave, el factor que hará que la transición hacia un futuro más verde funcione. Aunque la energía eléctrica es volátil porque no puede ser almacenada, la cantidad generada tiene, además, que coincidir con la demanda. La importancia creciente de las energías renovables en la combinación energética ha potenciado la variabilidad del suministro, un asunto que se va a acentuar cada vez más. Muchos países tienen de alguna manera un objetivo al 100% renovable y algunos son incluso mucho más ambiciosos, Alemania, por ejemplo, aspira a obtener al menos el 80% de energía de las fuentes renovables para 2050, mientras que Suecia y España apuntan al 100% para 2040 y 2050 respectivamente.