Partiendo de la idea de que la movilidad eléctrica no sólo debe ser parte de un proceso, sino también un elemento de cohesión e integración con los demás actores del escenario de la la Smart City, el documento del WEF tiene como objetivo proporcionar directrices que puedan fomentar una actitud propicia a la eficiencia energética y a la reducción de los gases de efecto invernadero, responsables de la contaminación del aire. Por lo tanto, integrar estas tres tendencias vuelve a ser imprescindible para diseñar un entorno más favorable, que facilite el desarrollo de tarifas flexibles y difunda la cultura de la movilidad sostenible como bien colectivo. Por consiguiente, se debe incentivar el transporte público eléctrico, tanto para las flotas de las compañías de transporte, como para los vehículos utilizados por las compañías de taxis o los de uso compartido, o sea, todos los vehículos con un gran número diario de kilómetros y de pasajeros.