El escritor inglés George Orwell ironizaba diciendo que la utopía para quien tiene dolor de dientes, es un mundo donde ese dolor no existe. Para aquellos que están obligados a pasar varias horas de su vida sumergidos en el tráfico, en ciudades congestionadas y contaminadas, la utopía es un lugar con sus calles libres, aparcamientos disponibles, automóviles silenciosos y sin emisiones. El automovilista italiano promedio tiene hoy el “dolor de dientes de la carretera”: actualmente la movilidad en la “Bota” no es sostenible, según el informe “La Smart Mobility y los italianos”, realizado por la sociedad Bain & Company.

Un panorama sombrío para la movilidad ‘tradicional’

La luz al final del túnel
Compartida y digital

Sin embargo, los italianos aún conservan la idea de poseer un automóvil como status symbol. Según el informe de E-Mobility Revolution, solamente el 17% utilizó el servicio de car sharing individual (como Car2Go), el 15% el car sharing compartido (como BlaBlaCar) y apenas el 7% el car pooling. El documento, “Car Sharing en Italia: solución táctica o alternativa estratégica?”, realizado por Bain & Company conjuntamente con Aniasa (Asociación nacional de alquiler de coches) y Toluna, empresa especializada en análisis de mercado, analiza este fenómeno. El informe destaca que los usuarios italianos tienen una motivación pragmática con relación a la movilidad compartida, así sucede en el extranjero, pero no lo hacen habitualmente sino de manera ocasional. Además, la consideran un reemplazante del transporte público (no de su coche), por lo tanto la suman a su vehículo en vez de sustituirlo.
Cómo progresar

