
La calidad del aire en las ciudades inteligentes
No cabe duda de que la contaminación se ha vuelto una lacra a nivel mundial para la que hay que encontrar una cura a través de nuevas soluciones. La digitalización, junto con el binomio innovación y sostenibilidad, ¿puede realmente ser la respuesta a un problema que, según los datos de la OMS, en 2016 causó siete millones de muertes en el mundo? Si la analizamos detenidamente, ¿cuándo puede definirse una ciudad realmente “verde”? ¿Cómo podemos afirmar que una ciudad es ecológica, si no por la calidad de su aire? En una época en la que se habla cada vez más de ciudades inteligentes, es incuestionable que la movilidad es el primer punto a tener en cuenta. Para el desarrollo de una ciudad inteligente, que vaya a la par con los tiempos y las exigencias tanto de sus habitantes como del entero planeta, hacen falta compromiso, inversión y una mentalidad abierta al cambio y al aprovechamiento de todas las oportunidades disponibles, incluso en territorios todavía inexplorados. No menos importante es la voluntad de los ciudadanos, las instituciones y las empresas de participar en la transición hacia sistemas más eficientes y recursos más limpios.

La UE promueve las ciudades verdes

El pasado mayo, en Bruselas, se celebró la Semana Verde de la Unión Europea, titulada “Green Cities for a greener future”, totalmente dedicada a la difusión de prácticas ecologistas en las ciudades europeas. Con motivo de este evento se analizaron todos los protocolos establecidos por la UE centrados en motivar a los estados a emprender políticas relacionadas con la calidad del aire, la contaminación acústica, la naturaleza y la biodiversidad, además de con los recursos hídricos y la gestión de residuos. Los objetivos planteados por los Estados miembros apoyarán a las ciudades en su camino hacia una economía circular, sentando las bases de un futuro más limpio. Relacionada con la pasada edición de la “Semana Verde”, se presentó la herramienta “Ciudades Verdes”, un conjunto de datos e ideas para una planificación urbana ecológica y sostenible con el que las ciudades pueden evaluar sus prestaciones ecológicas, comparándolas en todo momento con las de otras ciudades.
Aire limpio para una vida más larga
Por otra parte, que el aire limpio amplíe la expectativa de vida ya no es un misterio. Un estudio publicado en la revista “Atmospheric Chemistry and Physics” puso de manifiesto que los habitantes de Estocolmo, Gotemburgo y Malmö viven actualmente un año más que hace 25 años gracias a la mejor calidad del aire que respiran. El grupo de investigación del Departamento de Ciencias Medioambientales y Química de la Universidad de Estocolmo aprovechó los resultados de estaciones de medición situados en cada una de las tres ciudades y relacionados con el óxido de nitrógeno, el nitrógeno y las partículas presentes en el aire de 1990 a 2015. En el caso de los óxidos de nitrógeno, que producen principalmente los procesos de combustión de los motores, las concentraciones disminuyeron sensiblemente en las tres ciudades, donde la esperanza media de vida aumentó en unos 4 a 5 años en los 25 años considerados por el estudio.

Premios por prácticas urbanas sostenibles

En la actualidad, más de dos tercios de los ciudadanos europeos viven en ciudades, lo que determina que los mayores retos ambientales que afronta nuestra sociedad se planteen en los centros urbanos. Por eso, durante los diez últimos años la Comisión Europea ha instituido los galardones European Green Capital y European Green Leaf Award, para promover y premiar, respectivamente, las grandes capitales europeas y las pequeñas ciudades de entre 20.000 y 100.000 habitantes comprometidas con prácticas ecológicas que van desde planes para llegar a ser ciudades de cero emisiones de gas carbónico hasta planificaciones urbanas sostenibles.
Sostenibilidad y crecimiento van de la mano
La actual capital verde de Europa, galardonada por el comisario europeo de Medio Ambiente Karmenu Vella como “Capital Verde de Europa 2020”, es Lisboa, que también recibió un incentivo económico de 350.000 euros de la Comisión Europea. La capital portuguesa inició su camino hacia las políticas ecológicas durante un periodo de crisis, demostrando así que sostenibilidad y crecimiento económico pueden ir de la mano y brindar un modelo que inspire a muchas otras ciudades europeas. El grupo de expertos puso de manifiesto que Lisboa, undécima ciudad en recibir el galardón de capital verde, se distinguió por su sostenibilidad en el ámbito de la movilidad urbana, del crecimiento ecológico, de la ecoinnovación, de la adaptación al cambio climático y de la gestión de residuos.
Por lo que se refiere al transporte sostenible, tema sumamente importante para todas las ciudades europeas y mundiales en un momento en el que la transición hacia el motor eléctrico se vuelve necesaria y urgente, Lisboa fue la primera capital europea en firmar el “Nuevo Pacto de Alcaldes para el Clima y la Energía” en 2016, tras conseguir una reducción del 50% de las emisiones de gas carbónico entre 2002 y 2014. La Capital Verde 2020 cuenta con una idea precisa de la movilidad urbana sostenible. Y es que en 2017 Lisboa puso en marcha un servicio de bicicletas eléctricas compartidas con vistas a favorecer el ciclismo en las zonas periféricas de la ciudad. Además, Portugal presume de una de las mayores redes de puntos de recarga de vehículos eléctricos del mundo y en su flota municipal cuenta con un 39% de coches eléctricos.
Enel X invierte en movilidad eléctrica
Justamente en este ámbito se enmarca la política de inversiones del Grupo Enel para una movilidad sostenible. En concreto, Enel X se ha c0mprometido con el Plan de inversiones para la movilidad eléctrica para la instalación de una amplia red de puntos de recarga distribuidos por todas las regiones italianas. Serán 14.000 los puntos de recarga presentes en el territorio nacional antes de finales de 2020, para después llegar a 28.000 en 2022. La movilidad eléctrica de Enel X ya ha llegado a Norteamérica, España y Rumania, pero dentro de poco alcanzará también otros países. El futuro de las ciudades europeas se tiñe de verde y viaja con la energía eléctrica.
